“Frente a un gobierno insensible a las necesidades de los trabajadores ocupados, desocupados y jubilados… levantamos nuestra voz para exigir un cambio de rumbo”.
“Los sindicatos tenemos el derecho y deber de construir una alternativa política que vuelva a colocar al trabajo como el motor del desarrollo”, señalaron en el documento final titulado “Otro rumbo es posible”, los representantes de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina (FATFA) al término del 53° Congreso Nacional Ordinario que desarrollaron el 11 y 12 de octubre en Mar del Plata, y que tuvo como eje principal el complejo contexto social, político y económico que atraviesa no sólo la Argentina sino también la región.
Finalmente, afirmaron que “sólo la unidad, la organización, la participación y un proyecto que incluya a todos los trabajadores, puede garantizarnos un triunfo que cambie definitivamente un modelo de exclusión, pobreza y precariedad”.
Junto al secretario general Carlos West Ocampo y demás miembros de la conducción nacional de Sanidad, participaron referentes de UNI Global Union y de UNI Américas, que preside el secretario adjunto de la FATSA, Héctor Daer.
“La grave situación social y económica que atraviesa nuestro país, la degradación del sistema de salud, el desfinanciamiento de la seguridad social, las asimetrías en el sistema educativo, la precariedad laboral y el crecimiento de la economía informal, ocuparon el centro del debate del 53° Congreso Nacional Ordinario”, indicaron al inicio del documento declarativo.
En ese aspecto remarcaron que “frente a un gobierno que acumula errores, que se muestra insensible a las necesidades de los trabajadores ocupados, desocupados y jubilados, que se encierra en su retórica del optimismo injustificado, que descree de los acuerdos y menosprecia el valor del Estado, levantamos nuestra voz para exigir un cambio de rumbo”.
Por eso, los congresales rechazaron “un programa económico diseñado a la medida de las necesidades del FMI y cuyo único objetivo es el equilibrio fiscal, sin tener en cuenta las consecuencias sociales que ello provoca”.
Los representantes de la Sanidad señalaron que, “llegando al último año de gobierno, los cambios no ocurrieron, las promesas no se cumplieron y la devaluación social se expresa de la manera más cruda”. Y argumentaron: “La inflación devora los salarios, las inversiones productivas nunca llegaron, la especulación financiera se multiplicó, el desempleo aumentó, la devaluación de la moneda aniquiló el valor de todos los ingresos y encareció el costo de los productos de primera necesidad, la pobreza crece a niveles indignantes, las desigualdades se agigantan, el saldo de la balanza comercial es cada día más negativo, el clima social está al límite de la intolerancia y el gobierno, atrapado en la soberbia del poder, ignora el padecimiento de todos los argentinos… La producción de la industria nacional está detenida por la caída del consumo y las altas tasas de interés y los efectos negativos sobre el nivel de empleo son innegables”.
TRANSFORMAR LA REALIDAD
Continuaron las críticas a la postura del gobierno, que “empeñado en dar buenas señales al exterior y a las grandes empresas, multiplicó el precio de las tarifas de los servicios públicos y eliminó subsidios, pulverizando de este modo el valor de los salarios. El gobierno persigue el valor real de las tarifas y desprecia el valor real de los salarios”, destacaron.
Por eso, aseguraron que “no hay desarrollo posible para nuestro país, si el objetivo del proyecto económico es sólo fiscal”. Asimismo, plantearon que “en la concepción economicista de este gobierno liberal, los convenios colectivos y los derechos laborales son costos que deben eliminarse, con este sentido impulsaron una reforma laboral que sólo la reacción oportuna y coordinada de los sindicatos pudo desbaratar”.
“Frente a este diagnóstico no podemos resignarnos, no debemos arriar las banderas del desarrollo, de la justicia social y de la igualdad, estamos obligados a mantenernos unidos, a organizarnos y a resistir. Los sindicatos tenemos el derecho y el deber de construir una alternativa política que vuelva a colocar al trabajo como el motor del desarrollo económico y social. No somos observadores, tenemos la obligación de trabajar para transformar la realidad”, afirmaron.
No podemos resignarnos a que la movilidad social ascendente se transforme en una mera utopía, porque hubo momentos donde nuestro pueblo fue feliz, la patria fue grande y acogedora, por eso los trabajadores seguimos siendo peronistas y los sindicatos son nuestra herramienta más poderosa.
“No podemos darnos el lujo de dividirnos nuevamente, si hay dos peronismos no hay peronismo, si hay dos CGT no hay CGT. La verdadera soberanía popular se alcanza con la multiplicación de los derechos de los que menos tienen, con el crecimiento de la seguridad social, con sindicatos fuertes y convenios colectivos que comprendan a todos los trabajadores”, opinaron.