En la víspera del Día del Trabajador, los Jerárquicos de las Empresas de la Energía Eléctrica de distintos puntos del país, despidieron a uno de sus más nobles dirigentes, a quien fuera presidente de la Federación Argentina del Personal Superior de la Energía Eléctrica (FAPSEE) desde 1986 al 2014, y vicepresidente de la Asociación del Personal Superior de las Empresas de Energía (APSEE) durante varios períodos consecutivos, el gran compañero y ante todo inmenso ser humano, ANTONIO TOMÁS ÁLVAREZ, quien falleció en las primeras horas del sábado 30 de abril.
El querido «GALLEGO» que este 2022 hubiera cumplido 75 años, fue esencialmente un tenaz militante doctrinario de la Justicia Social y profeta de la fe en Dios, con una fortaleza espiritual indestructible que le permitió seguir adelante pese a las circunstancias más traumáticas de la vida nos pone por delante, como la pérdida de su hija muy joven. «TONY» ÁLVAREZ había nacido el 5 de septiembre de 1947, año en que Juan Domingo Perón proclamó, el 24 de febrero, los Derechos de los Trabajadores, que fueron proclamados, justamente en septiembre, con la Ley 13.010 que instituye el voto femenino.
Desde la trinchera gremial construida en su querido SACME, la Sociedad Anónima Centro de Movimiento de Energía que monitorea a las distribuidoras EDENOR y EDESUR, donde era Supervisor del Despacho de Energía, ANTONIO terminó de forjar más de 50 años de camino recorrido en su formación en la defensa de los derechos e intereses laborales, bienestar y prosperidad de la gran familia de los Jerárquicos de la Energía Eléctrica. En ese aspecto, él bien reafirmaba que «siempre estamos aprendiendo, uno se forma y se actualiza día a día». De ahí que el SACME, así como también la Escuela Nacional de Educación Técnica «Instituto 13 de Julio», que fuera la vieja Escuela de Aprendices de SEGBA, fueron parte de sus grandes pasiones y usina de enormes amigos y experiencias vividas. Pero principalmente fue el semillero donde fue forjando sus condiciones que lo llevaron a ser reconocido como el «gran compañero y referente» que fue de sus compañeros y compañeras dentro de la tradicional empresa pública de Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires, SEGBA, como le gustaba llamarla más allá de la privatización que dio lugar a EDENOR, EDESUR y demás divisiones.
En este marco de tristeza por su fallecimiento, las entidades en las que cumplió con su función de trabajar como miembro del Consejo Directivo en dos de los cargos más encumbrados de una conducción gremial, a media mañana del 30 de abril la FAPSEE y la APSEE expresaron su congoja.
En el caso de la Federación Argentina del Personal Superior de Empresas de la Energía Eléctrica (FAPSEE) se dirigió a todas las entidades adheridas de las distintas provincias del país comunicando la partida de «nuestro querido compañero ex presidente de la FAPSEE, ANTONIO TOMÁS ÁLVAREZ, quien falleció en las primeras horas de este sábado 30 de abril. Se nos fue un entrañable amigo, un admirable ser humano, excelente en lo laboral y gremial. Que su alma descanse en la morada eterna de Dios. Acompañamos a su familia en este momento de pena y dolor».
Por su parte, la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE) a través de un comunicado a sus afiliados y afiliados dio a conocer su «hondo pesar» por el fallecimiento del «Compañero ANTONIO TOMÁS ÁLVAREZ, ex dirigente de APSEE. QEPD y nuestras condolencias a la familia».
También a través de las redes sociales sus pares lo recordaron como lo que fue: «Realmente partió un militante, un compañero de luchas, dejando en nosotros su enseñanza. Fuerza a la familia y amigos. Que en paz descanse», manifestó CARLOS MINUCCI, secretario general de la APSEE. «Un gran padre, un abuelo presente, excelente amigo, como dirigente dejó su huella, aprendimos muchos de él. Un beso al cielo, querido ANTONIO. ¡Vas a estar presente siempre!», señaló RUBÉN BLANCO, ex vicepresidente de FAPSEE y actual presidente de la FAPJRA.
En tanto, el referente de la Juventud de la APSEE, GABRIEL FERNÁNDEZ, expresó su consternación por la partida de ANTONIO, diciendo: «Hoy lo despedimos, pero no se van aquellos que dejan HUELLA, y él las dejó en cada compañero y compañera que pudo conocerlo. ¡Qué golpe tan duro, amigo de mi alma. Te voy a extrañar siempre, pero tengo fe en el reencuentro. Descansa en Paz. HLVS, amigo, NUNCA TE OLVIDARÉ», concluyó.
Su despedida se realizó en el Cementerio de los Disidentes de Ezpeleta, partido de Quilmes, Provincia de Buenos Aires, lugar donde él expresó siempre su deseo de morar, para hacerlo junto a su hija Silvina que se fue muy jovencita. Ahí a partir de las 14 hs de ayer sábado yacen sus restos, que fueron despedidos en una ronda a su alrededor muy conmovedora y en paz, la paz que él siempre trasmitió en vida. Fue en ese marco que familiares, amigos y amigas, compañeras y compañeros de la vida, de la prédica bíblica y de la gremial le dieron el último adiós. Todos y todas honrando su memoria y conteniendo el incomparable dolor de su querida esposa VICKY MASSARA, su hijo PABLO acompañado por su esposa, sus nietos JOEL, PEDRO y ABBY, y demás miembros de la familia. Y a la distancia, el dolor incomparable de su hijo ADRIAN, radicado en los Estados Unidos, que no pudo estar presente dado lo fugaz de la partida de Antonio.
En esa ronda que abrazó al querido TONY, todos y todas expresaron y declararon su amor por él reafirmando que seguirá siempre presente porque «el amor no muere, el amor lo mantiene vivo a ANTONIO en el corazón y la memoria». Así fue que VICKY una vez más le dijo «te amo» y destacó su hombría y poder de resiliencia, de fortaleza y solidez para superar las peores situaciones con optimismo y con tolerancia al dolor emocional y físico que padeció en el último mes y medio primero en su casa y luego al ser internado en el Instituto del Diagnóstico de la calle Marcelo T. de Alvear en CABA, donde recibió cuidados paliativos para encontrar algo de alivio, con la esperanza de salir adelante, como ya lo había hecho por 2013 con gran hidalguía.
Del mismo modo PABLO, su hijo, habló desde su corazón partido en el último abrazo que le dio al cuerpo de su viejo, porque ANTONIO ya no estaba, se había ido en paz. Así lo definió PABLO contando que las veces que estuvo con su papá en esa habitación 2133 del Instituto, se daba cuenta que sufría pese a que como siempre TONY buscaba poner la mejor cara para no sumar preocupaciones. Pero esta vez cuando llegó lo abrazó y vio un rostro diferente, vio que su PAPÁ tenía una sonrisa dibujada en su cara, con la que le expresaba a sus seres queridos que estaba en paz junto a Dios, ese Dios que él tanto predicó, en quien les enseñó a creer y confiar su fe.
A las palabras de PABLO le siguieron las que dijo con tanto cariño su hijo y nieto de TONY, JOEL, que en nombre también de PEDRO y ABBY, le dijo sollozando a su ABUELO: «Fuiste el abuelo que cualquier nieto hubiera querido tener, ¡te amo tanto, ABUELO!». En esas pocas palabras, JOEL mostró la adoración por su abuelo que era retribuida. No había persona con la que Antonio hablara que no los nombrara, que no les dijera lo inteligente y estudioso que era, y admiraba el tiempo que le dedicaban cada vez que los iba a ver y compartir tiempo con esos nietos amorosos, generalmente los jueves, donde vivían en la zona sur de la provincia de Buenos Aires.
Antes del cierre de las despedidas de sus familiares más directos, habían hablado amigos de su militancia espiritual y sindical, que pusieron bien en alto sus valores y condiciones como el ser humano que fue por sobre todas las cosas. «Quienes han tratado y conocido a ANTONIO en los distintos ámbitos que incluye el laboral y el gremial en su condición de dirigente sindical no tienen duda alguna de que fue un ser humano maravilloso con un gran corazón, un conocimiento de la vida sin límites y una inteligencia admirable», expresaron. Afirmaron también que «ANTONIO era brillante, pero sobre todo lo que se dice buena gente, un ser de luz para quienes profesan la fe en Dios y la Virgen, y otras creencias religiosas, e inclusive para el agnóstico o el ateo, porque si bien podían no creer en nada o negar la existencia de un Dios, después de escucharte hablar desde tu lado del pastor evangélico que fuiste, empezaban a creer en la existencia al menos de una esperanza ante su dolor».
Las despedidas entrañables se sucedieron y dejaron testimonio de su vida: «Querido amigo del alma, querido GALLEGO, querido TONY, ANTONITO, es muy triste tener que darte este último adiós, despedirte así, para siempre y no contar más a partir de hoy con tu invalorable presencia. Extrañaré tu grata compañía tomando varios café de por medio, almuerzos compartidos, eventos gremiales, o escucharte y aprender con vos de la vida en esas largas charlas telefónicas donde el tiempo no existía y se esfumaba en tus sabías reflexiones, experiencias vividas y anécdotas de propias y extrañas. Hoy es un día muy pero muy penoso, un día vacío porque ya sentimos tu ausencia. Un día de inmenso dolor para tu familia, amigos del alma y quienes te han tratado y conocido o se han cruzado en tu camino y no quisieron perderte de vista. Seres de todos los ámbitos por donde permaneciste y elegiste estar y compartir tu vida, el familiar, el de la amistad, el laboral y tu apasionado espacio sindical que te tuvo como un estimado y gran compañero, y a partir de ahí como un enorme dirigente sindical, porque lo tuyo era el bienestar del otro, el defender al compañero y a la compañera, al amigo, al familiar, incluso al desconocido. Nadie dejabas afuera, entrañable ANTONITO.
¡HASTA SIEMPRE, GALLEGO QUERIDO! SIEMPRE ESTARÁS PRESENTE ENTRE NOSOTROS».
JULIO E. FREDES
CRÓNICA SINDICAL