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El apoyo, en la Plaza del Pueblo

EN UNA MULTITUDINARIA MUESTRA DEMOCRÁTICA, EL MOVIMIENTO OBRERO VA CON TODOS

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Foto NA: DANIEL VIDES

Sin ninguna duda, la presencia sindical en la asunción del nuevo gobierno desbordará la Plaza de Mayo, ahora ya sin rejas que impidan al pueblo trabajador vivar a al presidente electo Alberto Fernández cuando, luego de jurar en el Congreso de la Nación, salga al balcón de la Casa de Gobierno, como tantas veces lo hizo Perón, recibiendo el cariño de los descamisados a viva voz.

La CGT moviliza el 10 de diciembre para recibir el gobierno entrante “porque vuelve el peronismo a la casa de Gobierno”, dijo el co conductor de la central obrera, Héctor Daer, quien afirmó que los sindicatos “están para gobernar y ayudar a que la Argentina se levante”.

En esa línea, tanto Daer como su par en la conducción la central obrera, Carlos Acuña, ya expresaron su aceptación de que Claudio Moroni quede al frente de lo que será nuevamente el Ministerio de Trabajo porque, además de su capacidad, tiene conocimientos sobre las negociaciones entre sindicatos y empresarios, algo central de cara a la puesta en práctica del acuerdo social promovido por el gobierno de todos, que impulsó asimismo una reunión de la CGT con referentes de cámaras empresarias.

Primero la Plaza Congreso y luego la Plaza de Mayo será el escenario preferido de una multitudinaria movilización organizada por los gremios más importantes del país. Luego de la jura del nuevo presidente de la Nación, Alberto Fernández, los sindicatos enrolados dentro de la CGT harán gala de su poder convocante y mostrarán que tienen gran preponderancia en los estamentos de la sociedad argentina.

Tampoco faltarán los gremios enrolados en el Fresimona que lidera Hugo Moyano, los de la CTA y organizaciones sociales, que también sumarán gruesas, coloridas y ruidosas columnas, porque no puede faltar nadie a la fiesta de la democracia que promete dar vuelta la página a este cuatrienio neoliberal que deja al país sumido en una situación realmente crítica.

Con respecto al nombramiento de Moroni en la cartera laboral, Héctor Daer mostró su beneplácito de que “Alberto haya pensado en una persona como la que va a desempeñar ese rol. Es alguien capaz, competente y equilibrado. Con conocimiento del Estado, las negociaciones entre empresarios y sindicatos como también del mapa social», dijo el dirigente de Sanidad, con quien coincidieron otros altos referentes de la CGT, incluido Carlos Acuña, quienes señalaron que «la prioridad de Moroni será recomponer el poder adquisitivo perdido estos cuatro años».

CON CÁMARAS EMPRESARIAS

En ese orden, días antes de la asunción presidencial, la cúpula de la CGT se reunió en la sede de Azopardo con referentes de las Confederaciones General Empresaria (Cgera), Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y General Económica (CGE), con quienes analizaron los términos de una próxima recomposición salarial” y otras medidas que juzgaron necesarias para las pequeñas y medianas compañías, en el marco del prometido acuerdo económico-social.

En ese encuentro, las patronales convinieron “la necesidad de producir una recomposición de los salarios de los trabajadores a fin de reactivar el consumo de la población”.

Ambas partes coincidieron en la actual “devastación económica” que a partir del 10 de diciembre heredará el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, aunque señalaron la necesidad de producir “un inmediato aumento salarial ante la pérdida del poder adquisitivo”.

En el mitin, Daer destacó «la grandeza de los dirigentes» que visitaron la CGT para «juntarse y alcanzar estas decisiones» y reafirmó la necesidad de segmentar las compañías según su escala para aplicar «una amplia moratoria para las Pymes». En tanto, Rodolfo Daer (alimentación), otro de los participantes en el encuentro, celebró «la unidad entre la Cgera y la CAME para defender a sus empresas», y dijo que «la articulación de los mayores problemas pasará por la estructura institucional» patronal, ya que otras entidades tienen «otra espalda para surfear los vaivenes macroeconómicos».